Cuando crece, o no, tu empresa

Cuando una empresa crece, o no… Traigo a mi blog, de nuevo, la fantástica colaboración del experto financiero Francis Ariza que siempre nos hace reflexionar sobre el estado de nuestras empresas.

Cuando una empresa crece, porque ha tenido una buena política de ventas, crece su facturación, y por ende su beneficio. Otras menguan su beneficio, debido a una crisis por ejemplo, o por incremento de la competencia que hace caer su margen para poder competir. La gestión debe adaptarse y ponerse el traje adecuado para la ocasión, en caso de no hacerlo ese crecimiento puede verse rápidamente lapidado o bien, si va mal, le puede ir aún peor.

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Hay que pensar que no todas las empresas necesitan lo mismo, y que implantar, por ejemplo, la política en gestión de cobros que sigue Amazon o Mercadona en una tienda de barrio puede ser nefasta para esta y viceversa. Son muchas las variables que hay que analizar y los aspectos a tener en cuenta son muy diversos, pues repito las circunstancias no son las mismas incluso para empresas del mismo segmento con una facturación similar. Y es aquí donde entra en juego la filosofía de la empresa.

En uno de mis primeros post definía la empresa como un organismo que necesita adaptarse al sistema para sobrevivir, y ello incluye adaptar algunos elementos de su gestión pero sin llegar a trastocar su filosofía. Pero ocurre que muchas empresas que crecen bien y sobretodo que crecen mucho en poco tiempo, tardan en reaccionar o están acomodadas como para hacerlo y mantienen procesos de gestión de la información del jurásico. Esto hace que se estén empleando recursos como el dinero y el tiempo en tareas obsoletas, que en lugar de desperdiciarse de esa manera podrían invertirse en otros aspectos de la empresa.

Hoy en día hay multitud de herramientas informáticas más y menos complejas de utilizar que puede solventar todo esto en gran parte. Estamos hablando de las grandes opciones que ofrecen ya todos los programas de gestión, que algunas empresas erróneamente solo utilizan para la contabilización de las facturas y poco más; también tenemos Excel que con un poco de pericia puede solucionarnos grandes problemas; hay también herramientas online que van desde coordinación de trabajo cooperativo hasta almacenamiento eficaz de la información. Incluso hay unas que son más caras y por tanto mejores o incluso estupendas aplicaciones para empresas que son gratuitas. Esta última opción es especialmente recomendable para empresas que están empezando o pequeños autónomos que comienzan su aventura. Pero repito, si sigues creciendo te merece la pena gastarte dinero en un programa de gestión que ofrezca mayor soporte. Es necesario innovar constantemente y ser eficientes siempre en todos los recovecos que pueda esconder la gestión de la empresa, esto se traduce siempre en rentabilidad.

Por consiguiente, nos damos cuenta que realmente depende todo del espíritu del empresario y de sus responsables, de su capacidad de querer cambiar para avanzar. Lo que si se tiene que quedar claro es que herramientas hay pero que, sobre todo, hay que tener el deseo de cambio o al menos delegar y depositar toda tu confianza en alguien que lo haga por ti.

 Francis Ariza es economista, experto en consultoría fiscal y financiera.

 

 

 

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Emprender: alto riesgo

Emprender es una actividad de alto riesgo, a la que ahora se suma otro factor altamente peligroso: la banca está empezando a prestar dinero alegremente, fácil y barato (se estaban quedando sin negocio).

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El principal obstáculo para emprender suele ser la financiación, y si ahora la encontramos fácilmente es probable que nos lancemos a montar nuestro negocio sin analizar debidamente los riesgos (lo sé por dolorosa propia experiencia)

Cuando arrancamos nuestro proyecto nos podemos encontrar con menos ventas de las calculadas, imprevistos, retrasos en los proveedores, averías, permisos que no llegan… Todo esto consume tiempo. Si lo primero que hacemos es firmar el crédito, todo el tiempo que transcurra hasta conseguir ingresos deberá ser lo más corto posible.

El director de la entidad podrá ser amigo nuestro desde la infancia, pero en el momento que tengamos un retraso en un pago se acabará la amistad y comenzarán los problemas. Por tanto, cuando te financies busca la operación que mejor se adapte a tus circunstancias y necesidades, nunca negocies en base a una amistad.

El papel lo aguanta todo, así que pon por escrito tu proyecto, teniendo en cuenta al menos lo siguiente:

  • ¿En qué soy bueno? Emprende dominando la actividad que vas a hacer.
  • ¿Seguirá siendo viable mi negocio dentro de cinco años? La tecnología avanza, ¿seguirán existiendo las tiendas de ropa o comprará todo el mundo por Internet?
  • ¿Quién es el líder de mi posible competencia? ¿Qué hace diferente a los demás?
  • ¿Cuánto me va a costar montarlo? ¿Me lo puedo permitir?
  • ¿A qué segmento de clientes me voy a dirigir?
  • ¿Dónde encuentro a los clientes?
  • ¿Cómo los llevo hasta mi negocio?
  • ¿Cuánto tiempo puedo «sobrevivir» sin ingresos?
  • ¿Me apoya mi familia’ ¿Por qué?

Es difícil montar un negocio y que empiece a funcionar generando beneficios rápidamente. Todo requiere tiempo y, a veces, no tenemos en cuenta esos plazos.

Una regla básica: cuando tengas tu proyecto desarrollado, conociendo los importes y tiempos, increméntalo todo un 30%. No puedes ir justo porque lo pasarás muy mal.

No olvides que cuando emprendes «arrastras» a tu familia contigo, asegúrate de tener los deberes bien hechos.

Emprender es una actividad de riesgo, no lo conviertas en una condena por la deuda que contraigas.

Planifica, planifica y planifica.

Triunfar en la vida

Vivimos en esta sociedad tan de cara a la galería que nos esforzamos un día tras otro en que nos vean cada vez mejor: un coche más grande, un cuerpo perfecto, una casa enorme, el smart phone ultimísimo, restaurantes de lujo, amigos de «nivel y taco» (otra tribu más)…

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Y yo me pregunto: ¿esto de triunfar en la vida es un título que me dan, que me adjudico, o es realmente un sentimiento en mi interior?

Todos tenemos aprendido aquello de que necesitamos el pensamiento positivo, empoderarnos y pensar que podemos con todo. ¿Qué pasa cuando vuelvo a casa y cierro la puerta? ¿Soy capaz de hacer una lista con lo que me falta para triunfar en la vida?

A lo mejor la lista es más corta de lo que pensamos: salud y…

Y esto de triunfar en la vida es ¿que triunfe yo de cara a los demás, de cara a mi mismo o que ayude a que otros triunfen?.

A lo mejor se trata de hacer más felices a los demás, empezando por uno mismo. Una vez más: la felicidad no es lo que tenemos, es lo que damos.

El bien más preciado que tenemos es nuestro tiempo. Lo podemos emplear en acumular o en ayudar a los demás a hacerlos crecer. Esa ayuda la puedo enfocar en una ong, y también en hacer crecer mi empresa, mejorando el equipo humano, ofreciendo mi ayuda para que avancen y se desarrollen como personas. Contagiando la felicidad que produce en nosotros el comprobar que gracias a nuestra ayuda alguien a podido avanzar en su camino para triunfar en la vida.

Yo creo que triunfar en la vida no tiene que ver con la cuenta corriente.

Triunfar en la vida es acabar el día sabiendo que hay personas que son mejores y más felices porque tú has estado ahí.

¿Dónde hay clientes?

¿Dónde hay clientes? Ciertamente parece que hay una leve mejora económica y locales que antes se veían cerrados ahora empiezan a reformarse para albergar nuevos negocios. Siempre que veo actividad preparatoria para una nueva apertura me pregunto si, además de un corazón lleno de ilusiones, la persona que va a emprender esta aventura habrá hecho bien los deberes.

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Cuando acometemos nuevos proyectos existe incertidumbre, pero esto es como prepararse un examen, mientras más hayas estudiado más posibilidades tienes de aprobar e incluso de sacar nota.

Dentro de las múltiples variables que se dan en un proyecto emprendedor está la de la ubicación del negocio, ya sea física o en la red porque todo necesita visibilidad. El problema principal de la física, del local que queremos, es que cuesta dinero.

Intentar hacernos con un local en la calle principal o en la más concurrida es mucho más caro que en otra calle pero aquí se hace necesario un pequeño estudio: ¿cuántos clientes necesito que compren cada día en mi negocio? Claro, ahora necesitamos más respuestas:

  • ¿Qué margen tiene el producto que vendo?
  • ¿Qué ventas diarias necesito para que sobreviva mi proyecto?
  • ¿Cuál puede ser mi tique medio?
  • En función de mi tique medio ¿a cuántos clientes tengo que vender?
  • Y como la venta forma parte de una estadística ¿cuántas personas tienen que pasar por mi puerta para que X entren en mi negocio y de esas que entran compren algunas?

Esta es la realidad. No basta con tener un local bonito, con productos atractivos, para que los clientes entren por la puerta.

Un quiosco de golosinas venderá mucho más a la puerta de un colegio que delante de un concesionario de coches, porque lógicamente está más cerca de sus potenciales clientes. Esto nos lleva a otra pregunta importante:

  • ¿Quién es mi cliente? Aquí tenemos que hacer otra distinción porque no es lo mismo mi cliente que quien paga mi producto. Los clientes de la comida infantil son los bebés, aunque veamos madres estupendas con preciosos niños en la tele devorando papillas. Como a mi niño no le guste la papilla que anuncian correré a buscar otra.
  • Así que repito la pregunta: ¿Quién es mi cliente? ¿Dónde está? ¿Pasa mucho por esta calle?

 

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Conducir a ciegas

¿Alguien se imagina conducir sin tablero de mandos? En breve los automóviles en los que nos movemos habitualmente no necesitarán conductor, aunque seguro que alguien en algún lugar del mundo tendrá que tener un tablero de mandos para controlar lo que pasa en ese automóvil.

Lo mismo ocurre en nuestras vidas y en nuestros negocios. Así lo explica Francis Ariza, a continuación, en este post:

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Conocer nuestra situación presente es vital para discernir si estamos haciendo las cosas bien y para poder seguir avanzando y saber qué camino tomar. Un problema que tienen muchas empresas y especialmente pequeños negocios es que no saben con exactitud sus beneficios o bien saben lo que venden pero no si ganan dinero. Es muy importante, y la salud de la empresa puede depender de ello, conocer cuáles son nuestros mejores y peores clientes o tipos de clientes, nuestros productos estrella, los que peor se venden, las mejores zonas de venta o la mejor época del año.

Si conocemos esto podemos definir una estrategia y pensar si es mejor dejar de vender un producto o potenciarlo, si abandonamos clientes que nos cuestan dinero o tratamos de rentabilizarlos por otra vía, esforzarnos en la época que más vendemos o potenciar el resto del año, etc…

Otra situación, muy común, es que tenemos toda la información y todos los datos necesarios pero no sabemos cómo sintetizarla o estructurarla, o quizás tenemos demasiada y hemos perdido tiempo y dinero en rebuscar algo que no necesitamos.

En RAZA Consultores conocemos muy bien estos problemas y por ello somos expertos en la elaboración de cuadros de mando dinámicos o Dashboard a través de la herramienta Excel.

La idea del Cuadro de Mando es que de un vistazo tengas toda la información que necesitas de un aspecto en concreto de tu empresa como si del cuadro de mandos de un coche se tratara, para conducir con control y seguridad. Si todo esta bien seguimos adelante, si algo anda mal, si se enciende un piloto que advierte de un peligro, lo analizamos en profundidad y actuamos en consecuencia.

La versatilidad de dichos Dashboard es el punto fuerte, ya que pueden adaptarse a cualquier empresa, independientemente de su dimensión, y a la información que deseemos ver al momento.

Es muy importante tener presente que un Cuadro de Mando es una herramienta de análisis y por ende, no de gestión con lo cual hay que tener claro qué información queremos ver y para qué la queremos ver. Es decir, cuál es el objetivo final de segmentar dicha información.

Muchos programas de gestión incluyen pequeños cuadros de mando pero nunca podrán llegar tan lejos como uno hecho a tu medida.

Porque tú y tu empresa sois únicos.

 Francis Ariza es economista, experto en consultoría fiscal y financiera.

QUIÉN SANGRA EN TUS BATALLAS

Cuando nos encontramos inmersos en las batallas de nuestras empresas y comercios, de nuestros proyectos emprendedores, peleando incansablemente, llega un momento en que nos damos cuenta de que el reguero de sangre de las heridas recibidas no es solo nuestro. Hay sangre de más personas, de personas que nos importan, de personas que hemos arrastrado al frente de batalla sin darnos cuenta, de personas que nos quieren.

Lo expresa de manera extraordinaria la escritora Patricia G. Monteoliva en su último post del que (con permiso) he copiado este título.

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Esto le pasó a un buen amigo. Tomó la crisis que destrozó a su sector y se la echó a la espalda. Cabalgó sin mirar atrás, peleando sin parar, hora tras hora, día tras día y año tras año. Sin decir nada, presto siempre a las batallas, sin querer pedir ayuda.

Sintiendo el profundo dolor de sus heridas, un día decidió que ya tenía bastante. No podía seguir luchando, ya no le quedaban fuerzas.

Sentado en su escritorio tomó conciencia de que, quizás, era irreparable el daño sufrido.

Y se dio cuenta de que la sangre que lo empapaba todo no era solo suya. Lo que había tratado de evitar, aquello por lo que hubiera muerto mil veces, sangraba junto a él: su mujer, sus tres hijas, sus proyectos, su casa, su empresa, sus trabajadores… Todo se había roto, todo manaba sangre.

Es cierto que las batallas las libra uno solo. Primero con uno mismo (que es la única manera de crecer y fortalecerse) y luego con el enemigo, sea quién o qué.

También es cierto que tenemos que avisar al entorno (familia, empresa) de la batalla que se avecina. Si hay cobardes les damos tiempo para irse; si hay valientes tendremos un punto de apoyo sobre el que volver a curar heridas y coger fuerzas.

Las batallas unas veces se ganan y otras se pierden, todo no es negro o blanco, bien lo sé yo. Pensar que es mejor que no se entere nadie es un error, pase lo que pase necesitas tus apoyos, necesitas transparencia con quien viaja contigo en la vida.

No esperes a sentarte y explicarlo. No esperes a pedir ayuda.

No esperes, no sea que llegues demasiado tarde.

 

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La vida con socio ¿te hace falta?

¿Cuántas cosas faltan en tu vida? Seguro que cada persona tiene una respuesta diferente para esta pregunta. Al final, nuestras circunstancias condicionan nuestras necesidades materiales y humanas.

socio, la vida no es gratis, emprender

¿Influye en qué lugar del mundo nacemos? Por supuesto. Y si me apuras hasta influye el barrio, el bloque o la calle donde uno nace. Son estas las cartas con las que empezamos a jugar en nuestra vida.

Cuando jugamos una partida de cartas, la tentación de mirar las que le han tocado al que tenemos al lado se incrementa con la sonrisa que se le escapa a éste a medida que las va ordenando: – ¡Que suerte tiene!, con el «asco» de cartas que me han tocado.

Esa es la realidad, mis cartas son diferentes de las tuyas y del resto de la humanidad. Mis circunstancias, igual que las tuyas, son únicas. Somos seres humanos irreemplazables e irrepetibles, por ese motivo nunca jugamos igual unos y otros.

¿Hay que conformarse con lo que nos toca? La respuesta en realidad sería: hay que jugar bien con lo que nos toca. ¿Sirve quejarme? Para nada. ¿Sirve prepararse para lo que nos pueda tocar? Por supuesto. Es evidente que no podemos controlar lo que nos toca y tampoco podemos estar preparados para todo, aunque sí podemos adquirir la costumbre de aprender sobre lo que no conocemos. O sea, que frente a la pregunta ¿ahora qué hago? la respuesta sería investiga, estudia, aprende y utiliza la mejor opción.

Tenemos la mejor herramienta del mundo, nosotros mismos. Nacemos completos, dentro de una sociedad, pero completos e independientes. Si nos preparamos, podremos afrontar mucho mejor las circunstancias que nos plantee la vida sin que dependamos de otros.

A la hora de emprender, muchas veces nos planteamos si necesitamos tener un socio que complete nuestros conocimientos. Buscar a alguien que complete nuestros conocimientos es decirle a alguien que lo necesitamos porque no sabemos aquello que él sí sabe, es decir, dependemos de otro en una parcela determinada de nuestro negocio.

Para emprender necesitamos saber muy bien donde nos metemos, estudiar, escribir (el papel lo soporta todo, tu bolsillo no) y planificar en objetivos y plazos. Puedo querer compartir mi proyecto, que no es lo mismo que necesitar compartir mi proyecto.

¿Si tuvieras dinero necesitarías compartir tu proyecto? Estudia bien tus cartas.

La marca del Caribe. Cumplir las promesas

Hace algunos días hablaba con mi amigo Juande sobre su último viaje a tierras caribeñas. Viajero incansable y gran galán conquistador, me comentó que para este viaje se había comprado un bañador de determinada marca (no la recuerdo) que le costó 120 euros. Claro que lo importante no era el precio pagado sino que la marca iba claramente impresa en el mismo, lo que posicionaba a mi amigo en el mercado de «aventureros en el Caribe con pasta». Sin duda le funcionó.

La importancia de la marca en la promesa de nuestro negocio.

El poder de una marca está en ofrecer al consumidor una promesa sobre el producto que éste va a comprar. Es decir, prometemos cumplir sus expectativas (mejor si las superamos) por el precio pagado. Los problemas suelen venir cuando esas expectativas se quedan en un envase bonito, una web bien diseñada, un local muy estudiado, oficinas perfectas, un catálogo costeado y desgraciadamente nada más detrás de todo esto.

Es difícilísimo conseguir abrirse un hueco en el mercado, conseguir la oportunidad de que nos prueben, que nos den la posibilidad de entrar en los hogares de los consumidores.

De verdad que sólo hay una oportunidad para una buena primera impresión y la envuelta que adoptamos para nosotros, nuestras empresas o productos debe estar en consonancia con lo que somos realmente. Si estamos empezando y no nos podemos permitir grandes lujos eso es lo que tenemos que transmitir, no deberíamos crear expectativas por encima de nuestras posibilidades.

Si empiezo con un pequeño gastrobar, tan de moda ahora, y puedo servir muy bien a 25 comensales debería tener la dimensión para ello. ¿Por qué voy a tener la posibilidad de que entren 40 si no los voy a poder atender bien?

A veces, nos pierden los volúmenes y queremos hacernos grandes en tamaño, con crecimientos rápidos sostenidos en cimientos de barro. Los éxitos no son inmediatos, y si tenemos esa sensación quizás sean flor de un día.

El éxito deber perdurar en el tiempo, y todo lo que dura es porque está muy bien construido.

 

Ponle nombre al fracaso

«Ponle nombre al fracaso» debería ser una máxima en nuestras cabezas para definir aquellas partes de nuestra vida que nos han dejado una marca en el alma.

Hay muchos fracasos en la vida, personales y profesionales, que no están bien vistos en esta sociedad orientada al éxito y a la vida fácil. Lo cual es irreal ya que todo requiere un gran esfuerzo y lo material no nos completa humanamente.

Hace unos días vi la película «Belleza Oculta», protagonizada por Will Smith, en la que narra su vida antes y después de la pérdida de un ser querido, el esfuerzo por razonar lo que no es razonable.

Me llamó la atención que en una reunión de terapia en grupo, de ayuda a los que han sufrido la pérdida de un ser querido, además del lógico dolor e intenso recuerdo se le pone nombre a la pérdida. Se llamaba XXX y murió por XXX.

Esto me hizo reflexionar sobre nuestra vida personal y también la profesional. ¿Cuántos fracasos ocultamos para que no nos miren mal? Este es uno de los miedos más poderosos a los que nos enfrentamos cuando emprendemos. ¿Y si me va mal? ¿Qué van a pensar de mí?

En realidad no hay ningún fracaso completo, como tampoco hay ningún éxito completo. Lo que sí es realmente importante es saber qué no salió bien, aprender la lección y seguir adelante.

¿Y si nos preguntan por nuestro fracaso?

No sirve de nada escondernos, pues la respuesta la sabemos y es fácil contestar.

«Emprendí con toda la fuerza y toda la pasión del mundo, hice todo lo que pude y estuvo a mi alcancé, aunque no lo conseguí. He aprendido que la próxima vez tengo que mejorar…»

Este no es un ejercicio para valientes, es un ejercicio de sentido común. El que esté libre de fracaso que levante la mano. No hay nadie. 

Quien quiera vivir sin intentarlo que levante la mano.

Yo no soy de esos, lo intentaré una vez más. ¿Y tú?

Surfear la vida

Surfear la vida es un concepto que he aprendido del libro, regalo de mis hijos, que hace unos días terminé: «El juego interior del Tenis», de W. Timothy Gallway. Es un libro muy interesante porque desarrolla la dualidad (al menos) interna de cada uno. El autor establece el Yo número 1 como nuestra parte consciente y el Yo número 2 como la parte subconsciente. El razonamiento es fácil: si un día nos autopegamos la bronca por algo que hemos hecho ¿quién está regañando y quién está recibiendo la regañina?

Consultor y coach para emprendedores y empresas

Una vez comprendidos y desarrollados estos conceptos de nuestro interior, cabe preguntarse si las diferentes circunstancias por las que atravesamos en la vida son una alineación de los astros universales para hacernos infelices o simplemente son retos para que avancemos en nuestro aprendizaje vital.

Este tema también lo deja claro Gallway cuando se cuestiona si debe jugar «machacando» el golpe débil del contrario. No es lo mismo jugar para hacer perder al contrario que jugar esperando que el otro desarrolle su mejor juego para, así, ser nosotros mejores de lo que éramos ayer.

Si fuerzo tu lado débil es para que lo mejores y avances, no te hago ningún favor ayudándote a esconder tus debilidades. Tómatelo así.

Con la vida pasa igual, podemos quejarnos de las cartas que nos tocan o pensar que lo que nos pasa es para avanzar y desarrollarnos, mejorar.

Resulta que podemos surfear la vida buscando olas pequeñas, olas grandes o la gran ola. Lo que está claro es que ninguna ola es igual a la anterior, y que cuando surfeamos una ola lo hacemos solos. A mayor dificultad, mayor satisfacción.

Solo los obstáculos sacan lo mejor de nosotros mismos, claro que para afrontarlos lo primero que tenemos que hacer es dejar de juzgarnos, querernos mucho y estar seguros de que, con el debido esfuerzo, seremos capaces de vencerlos.