A dónde vamos a llegar

Poco importa si no hemos elegido el destino.

Da igual hacia donde sople en viento, mientras que vaya soplando vamos bien.

Esto, al final, se convierte en «si tengo dinero en caja es que el negocio va bien». Claro, mientras fluya la «pasta» nos creemos que somos unos craks, el problema vendrá el día en que los agujeros por donde se nos va el dinero sean mayores que la entrada del mismo. Parece mentira, pero son muchas las empresas y comercios que se rigen por el volumen de ventas o entrada de dinero en caja sin observar la rentabilidad.

¿Es importante la rentabilidad? Por supuesto, quién va a decir que no. Y ¿es importante fijar unos objetivos de venta? Clarooooooo, si no los comerciales se duermen. Muy bien y ¿Quién fija los objetivos de venta en función de la rentabilidad de las operaciones? Es decir, ¿Nos interesan todos los clientes? Nos interesan aquellos que no están solo porque somos su proveedor más barato, sino porque somos su proveedor de confianza, el que no falla, el que cumple.

Para conseguir esto no podemos quedarnos solo en la cifra de ventas, es necesaria una dirección por objetivos que implique a todas las divisiones de la empresa.

Para medir necesitamos estandarizar las operaciones (todas). Y para estandarizar las operaciones deberíamos saber para qué las hacemos y si, efectivamente, aportan un valor diferencial frente a la competencia.

¿Soy una empresa/comercio rentable?

¿Soy rentable para mis clientes?

¿Soy rentable para mis proveedores?

¿Soy rentable para mis trabajadores?¿Merece la pena trabajar aquí?

Pues no, no da igual para donde sople el viento.

Fortnite, soldado del futuro

Estoy sumergido en el mundo Fortnite de mis hijos. Los veo jugar y compartir kills con sus squads a golpe de head shoot. Mientras miro, mi hijo mayor me dice: – Papá, en el futuro las guerras serán así, los soldados combatirán por ordenador mientras androides invaden las ciudades y arrasan con todo.

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Pues esto, que parece un simple comentario de adolescente, me encendió una bombillita: si ahora se pilotan drones desde una sala de mando y se dirigen ataques a objetivos a miles de kilómetros de distancia ¿quién nos asegura que, a día de hoy, nuestros hijos no están siendo entrenados para la guerra del futuro?

Incluso manejan su propio lenguaje: head shoot, kills, skins, rushear, campear, construir, no scope, farmear, lanza pepos… e incluso modos de juego donde forman squads de ataque internacionales (me encanta ver a mis hijos hablando en inglés para ver en qué zona del mapa de batalla aterrizan).

Claro que desde nuestra altura de padres pensamos que solo es un juego, aunque mi padre ya me decía de niño que cuando los americanos te enseñaban la bicicleta era porque ya tenían el avión.

Otra cosa que me sorprende es la facilidad con la que se suicidan en el juego. Al final es dejar que te maten para volver a empezar pero el uso del lenguaje fija las ideas en nuestra mente.

Como criticar es fácil, vamos a intentar construir para nosotros a partir del éxito de Fortnite: ¿por qué no enseñamos matemáticas o informática para construir juegos así? ¿por qué en clase de inglés no montamos squads con jugadores de otros países? ¿por qué no enseñamos historia a través de la estrategia que siguieron reyes, reinas y emperadores?

¿Y si copiamos para nuestras empresas el diseño de recompensas de Fortnite? Vamos consiguiendo experiencia en nuestros trabajos, lo que permite acceder a recompensas estéticas. Sí estéticas, porque ¿de que sirve tener recompensas si nadie se da cuenta de ello?

Escrito en colaboración con Guillermo y Gonzalo Ramos Tarifa.

 

 

Cuando crece, o no, tu empresa

Cuando una empresa crece, o no… Traigo a mi blog, de nuevo, la fantástica colaboración del experto financiero Francis Ariza que siempre nos hace reflexionar sobre el estado de nuestras empresas.

Cuando una empresa crece, porque ha tenido una buena política de ventas, crece su facturación, y por ende su beneficio. Otras menguan su beneficio, debido a una crisis por ejemplo, o por incremento de la competencia que hace caer su margen para poder competir. La gestión debe adaptarse y ponerse el traje adecuado para la ocasión, en caso de no hacerlo ese crecimiento puede verse rápidamente lapidado o bien, si va mal, le puede ir aún peor.

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Hay que pensar que no todas las empresas necesitan lo mismo, y que implantar, por ejemplo, la política en gestión de cobros que sigue Amazon o Mercadona en una tienda de barrio puede ser nefasta para esta y viceversa. Son muchas las variables que hay que analizar y los aspectos a tener en cuenta son muy diversos, pues repito las circunstancias no son las mismas incluso para empresas del mismo segmento con una facturación similar. Y es aquí donde entra en juego la filosofía de la empresa.

En uno de mis primeros post definía la empresa como un organismo que necesita adaptarse al sistema para sobrevivir, y ello incluye adaptar algunos elementos de su gestión pero sin llegar a trastocar su filosofía. Pero ocurre que muchas empresas que crecen bien y sobretodo que crecen mucho en poco tiempo, tardan en reaccionar o están acomodadas como para hacerlo y mantienen procesos de gestión de la información del jurásico. Esto hace que se estén empleando recursos como el dinero y el tiempo en tareas obsoletas, que en lugar de desperdiciarse de esa manera podrían invertirse en otros aspectos de la empresa.

Hoy en día hay multitud de herramientas informáticas más y menos complejas de utilizar que puede solventar todo esto en gran parte. Estamos hablando de las grandes opciones que ofrecen ya todos los programas de gestión, que algunas empresas erróneamente solo utilizan para la contabilización de las facturas y poco más; también tenemos Excel que con un poco de pericia puede solucionarnos grandes problemas; hay también herramientas online que van desde coordinación de trabajo cooperativo hasta almacenamiento eficaz de la información. Incluso hay unas que son más caras y por tanto mejores o incluso estupendas aplicaciones para empresas que son gratuitas. Esta última opción es especialmente recomendable para empresas que están empezando o pequeños autónomos que comienzan su aventura. Pero repito, si sigues creciendo te merece la pena gastarte dinero en un programa de gestión que ofrezca mayor soporte. Es necesario innovar constantemente y ser eficientes siempre en todos los recovecos que pueda esconder la gestión de la empresa, esto se traduce siempre en rentabilidad.

Por consiguiente, nos damos cuenta que realmente depende todo del espíritu del empresario y de sus responsables, de su capacidad de querer cambiar para avanzar. Lo que si se tiene que quedar claro es que herramientas hay pero que, sobre todo, hay que tener el deseo de cambio o al menos delegar y depositar toda tu confianza en alguien que lo haga por ti.

 Francis Ariza es economista, experto en consultoría fiscal y financiera.

 

 

 

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Dale ritmo a tu negocio

Cuando hay ritmo a nuestro alrededor tendemos a acoplarnos al mismo, y esto pasa en una fiesta, en la vida y en los negocios.

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Paseabamos este pasado fin de semana por Málaga, ciudad de moda sin lugar a dudas, y me preguntaba ¿qué estará haciendo Málaga para estar tan de moda? Sin entrar en colores políticos, no cabe duda de que la gestión de su actual alcalde, Paco de la Torre, ha situado a Málaga como una de las grandes capitales españolas.

Nos sorprendió entre las calles una charanga tocando a ritmo de batucada. Lógicamente había muchas personas alrededor grabando con móviles sin estar pendientes del ritmo (hay quien sigue prefiriendo ver la vida a través de una pantalla) pero otros bailaban y se movían al compás (más o menos) de los tambores, congas y silbatos.

Estuvimos tapeando en una tasca llamada «La Tranca» y lo pasamos muy bien. Un ambiente distendido, bien atendidos y con mucho ritmo tras la barra llevado por su propietario. Nada más asomar la cabeza por la puerta ya nos había localizado un hueco para acoplarnos y poder degustar sus vermús y raciones. Lo hacía con todos los que asomaban la nariz por la puerta. No paraba de darle ritmo a su negocio.

Por la tarde, siguiendo el paseo, encontrábamos negocios abarrotados y otros vacíos. Seguramente los dueños de estos últimos se preguntarán por qué llena el vecino y ellos no, y encontrarán la justificación en la suerte que tienen los demás y que ellos hacen lo que pueden y no obtienen resultados.

Nos falta darnos cuenta de que los negocios, como nuestra propia vida, necesitan de ritmo para avanzar, da igual que sea por el Fary, Debussy o Queen. No podemos quedarnos esperando a que venga un mago y nos toque con su varita mágica. Todo requiere esfuerzo y constancia .

Dale ritmo a todo lo que hagas aunque no sepas bailar. MUÉVETE.

Emprender: alto riesgo

Emprender es una actividad de alto riesgo, a la que ahora se suma otro factor altamente peligroso: la banca está empezando a prestar dinero alegremente, fácil y barato (se estaban quedando sin negocio).

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El principal obstáculo para emprender suele ser la financiación, y si ahora la encontramos fácilmente es probable que nos lancemos a montar nuestro negocio sin analizar debidamente los riesgos (lo sé por dolorosa propia experiencia)

Cuando arrancamos nuestro proyecto nos podemos encontrar con menos ventas de las calculadas, imprevistos, retrasos en los proveedores, averías, permisos que no llegan… Todo esto consume tiempo. Si lo primero que hacemos es firmar el crédito, todo el tiempo que transcurra hasta conseguir ingresos deberá ser lo más corto posible.

El director de la entidad podrá ser amigo nuestro desde la infancia, pero en el momento que tengamos un retraso en un pago se acabará la amistad y comenzarán los problemas. Por tanto, cuando te financies busca la operación que mejor se adapte a tus circunstancias y necesidades, nunca negocies en base a una amistad.

El papel lo aguanta todo, así que pon por escrito tu proyecto, teniendo en cuenta al menos lo siguiente:

  • ¿En qué soy bueno? Emprende dominando la actividad que vas a hacer.
  • ¿Seguirá siendo viable mi negocio dentro de cinco años? La tecnología avanza, ¿seguirán existiendo las tiendas de ropa o comprará todo el mundo por Internet?
  • ¿Quién es el líder de mi posible competencia? ¿Qué hace diferente a los demás?
  • ¿Cuánto me va a costar montarlo? ¿Me lo puedo permitir?
  • ¿A qué segmento de clientes me voy a dirigir?
  • ¿Dónde encuentro a los clientes?
  • ¿Cómo los llevo hasta mi negocio?
  • ¿Cuánto tiempo puedo «sobrevivir» sin ingresos?
  • ¿Me apoya mi familia’ ¿Por qué?

Es difícil montar un negocio y que empiece a funcionar generando beneficios rápidamente. Todo requiere tiempo y, a veces, no tenemos en cuenta esos plazos.

Una regla básica: cuando tengas tu proyecto desarrollado, conociendo los importes y tiempos, increméntalo todo un 30%. No puedes ir justo porque lo pasarás muy mal.

No olvides que cuando emprendes «arrastras» a tu familia contigo, asegúrate de tener los deberes bien hechos.

Emprender es una actividad de riesgo, no lo conviertas en una condena por la deuda que contraigas.

Planifica, planifica y planifica.

Emprendedor de corazón y cabeza

Dicen los entendidos que hay que darse un premio cuando las cosas salen bien (tomarse un buen café, por ejemplo) porque así nuestra mente asume que estamos cosechando éxitos y esto nos empodera para seguir avanzando. Este consejo lo lleva a rajatabla mi buen amigo y emprendedor Alberto Alba, al frente de un proyecto bien construido como es AquaHogar Antequera.

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Vale que, a veces, la vida es cuestión de suerte, de estar en el lugar y momentos indicados. Vale que, a veces, se nos cruza en el camino la persona ideal que nos ayuda y apoya. Vale que, a veces, conseguimos vender a un nuevo cliente que nos salva el mes. Vale que, a veces,…

Aunque también vale que cuando ponemos todo nuestro corazón, toda nuestra ilusión, todo nuestro esfuerzo y no nos rendimos jamás, cosechamos un éxito merecido.

Mi querido amigo Alberto, con la inestimable ayuda de Davinia, su extraordinaria mujer, lleva un año con su proyecto en marcha. Me debo estar haciendo mayor porque parece que fue ayer cuando lo entrevistaba en la televisión acerca de su sueño como emprendedor.

En este año ha estado haciendo muchos kilómetros, buzoneando, acarreando paquetes de agua, de vino, de productos de limpieza, de…, atendiendo proveedores, cuidando sus cuentas, trabajando los sábados. Siempre pensando cómo mejorar el servicio, qué productos nuevos ofrecer, buscando nuevos clientes, publicando sus ofertas en las redes sociales, donando agua a las cofradías, colaborando en actos solidarios…, y lo más importante: siempre con una sonrisa.

Como le gusta seguir mejorando, se ha hecho de un grupo de consejeros (entre los que orgullosamente me incluyo) en los que busca apoyo y una opinión sincera, porque la verdad (aunque duela escucharla) es impagable.

Como veíamos al principio, vale que la suerte ayuda, aunque vale mucho más trabajar con corazón y cabeza. Y como dice Alberto: sin esfuerzo no se obtiene recompensa, pero sin un sueño no se obtiene ilusión.

¿Dónde hay clientes?

¿Dónde hay clientes? Ciertamente parece que hay una leve mejora económica y locales que antes se veían cerrados ahora empiezan a reformarse para albergar nuevos negocios. Siempre que veo actividad preparatoria para una nueva apertura me pregunto si, además de un corazón lleno de ilusiones, la persona que va a emprender esta aventura habrá hecho bien los deberes.

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Cuando acometemos nuevos proyectos existe incertidumbre, pero esto es como prepararse un examen, mientras más hayas estudiado más posibilidades tienes de aprobar e incluso de sacar nota.

Dentro de las múltiples variables que se dan en un proyecto emprendedor está la de la ubicación del negocio, ya sea física o en la red porque todo necesita visibilidad. El problema principal de la física, del local que queremos, es que cuesta dinero.

Intentar hacernos con un local en la calle principal o en la más concurrida es mucho más caro que en otra calle pero aquí se hace necesario un pequeño estudio: ¿cuántos clientes necesito que compren cada día en mi negocio? Claro, ahora necesitamos más respuestas:

  • ¿Qué margen tiene el producto que vendo?
  • ¿Qué ventas diarias necesito para que sobreviva mi proyecto?
  • ¿Cuál puede ser mi tique medio?
  • En función de mi tique medio ¿a cuántos clientes tengo que vender?
  • Y como la venta forma parte de una estadística ¿cuántas personas tienen que pasar por mi puerta para que X entren en mi negocio y de esas que entran compren algunas?

Esta es la realidad. No basta con tener un local bonito, con productos atractivos, para que los clientes entren por la puerta.

Un quiosco de golosinas venderá mucho más a la puerta de un colegio que delante de un concesionario de coches, porque lógicamente está más cerca de sus potenciales clientes. Esto nos lleva a otra pregunta importante:

  • ¿Quién es mi cliente? Aquí tenemos que hacer otra distinción porque no es lo mismo mi cliente que quien paga mi producto. Los clientes de la comida infantil son los bebés, aunque veamos madres estupendas con preciosos niños en la tele devorando papillas. Como a mi niño no le guste la papilla que anuncian correré a buscar otra.
  • Así que repito la pregunta: ¿Quién es mi cliente? ¿Dónde está? ¿Pasa mucho por esta calle?

 

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Conducir a ciegas

¿Alguien se imagina conducir sin tablero de mandos? En breve los automóviles en los que nos movemos habitualmente no necesitarán conductor, aunque seguro que alguien en algún lugar del mundo tendrá que tener un tablero de mandos para controlar lo que pasa en ese automóvil.

Lo mismo ocurre en nuestras vidas y en nuestros negocios. Así lo explica Francis Ariza, a continuación, en este post:

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Conocer nuestra situación presente es vital para discernir si estamos haciendo las cosas bien y para poder seguir avanzando y saber qué camino tomar. Un problema que tienen muchas empresas y especialmente pequeños negocios es que no saben con exactitud sus beneficios o bien saben lo que venden pero no si ganan dinero. Es muy importante, y la salud de la empresa puede depender de ello, conocer cuáles son nuestros mejores y peores clientes o tipos de clientes, nuestros productos estrella, los que peor se venden, las mejores zonas de venta o la mejor época del año.

Si conocemos esto podemos definir una estrategia y pensar si es mejor dejar de vender un producto o potenciarlo, si abandonamos clientes que nos cuestan dinero o tratamos de rentabilizarlos por otra vía, esforzarnos en la época que más vendemos o potenciar el resto del año, etc…

Otra situación, muy común, es que tenemos toda la información y todos los datos necesarios pero no sabemos cómo sintetizarla o estructurarla, o quizás tenemos demasiada y hemos perdido tiempo y dinero en rebuscar algo que no necesitamos.

En RAZA Consultores conocemos muy bien estos problemas y por ello somos expertos en la elaboración de cuadros de mando dinámicos o Dashboard a través de la herramienta Excel.

La idea del Cuadro de Mando es que de un vistazo tengas toda la información que necesitas de un aspecto en concreto de tu empresa como si del cuadro de mandos de un coche se tratara, para conducir con control y seguridad. Si todo esta bien seguimos adelante, si algo anda mal, si se enciende un piloto que advierte de un peligro, lo analizamos en profundidad y actuamos en consecuencia.

La versatilidad de dichos Dashboard es el punto fuerte, ya que pueden adaptarse a cualquier empresa, independientemente de su dimensión, y a la información que deseemos ver al momento.

Es muy importante tener presente que un Cuadro de Mando es una herramienta de análisis y por ende, no de gestión con lo cual hay que tener claro qué información queremos ver y para qué la queremos ver. Es decir, cuál es el objetivo final de segmentar dicha información.

Muchos programas de gestión incluyen pequeños cuadros de mando pero nunca podrán llegar tan lejos como uno hecho a tu medida.

Porque tú y tu empresa sois únicos.

 Francis Ariza es economista, experto en consultoría fiscal y financiera.

Sueños rotos del emprendedor

Sufrir los sueños rotos del emprendedor debería ser una tarea obligada para todo el mundo, especialmente para los «sabios» que siempre torean la vida desde la barrera, cuchicheando entre los fastos de sus propias miserias.

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Hace poco leía la despedida de una emprendedora que ha tenido que cerrar su tienda; dolor contenido, agradecimientos sinceros y sueños a la papelera.

Palmadita en la espalda y de fondo ese típico «yo lo sabía», que se escapa por lo bajo para quedar por encima del que tiene un fracaso.

Hay muchas expresiones que vienen al caso para levantar la moral del que se siente devastado y en absoluta impotencia, a mí de las que más me gustan es la que dice «no nos definen las veces que nos caemos, sino las veces que nos levantamos». Y es que la vida es un caer y levantarse continuo; los éxitos y los fracasos solo son acontecimientos de la vida que todos experimentamos.

Los sueños, las ilusiones, los proyectos, existen porque forman parte de nosotros y nadie tiene el derecho a destruirlos

Está de moda ser emprendedor, acometer proyectos que nos prometen la felicidad (léase dinero) y nos metemos en unos charcos de los que no sabemos salir.

Me replicaron una vez que como me atrevía a dar consejos a emprendedores y empresarios si había fracasado y perdido mi empresa familiar con más de cien años. La respuesta es fácil: ¿Quién puede explicar lo que se siente cuando sufres una descarga eléctrica? El que ha metido los dedos en el enchufe o ha tocado los cables que no debía. El que va con las manos en los bolsillos, opinando sin hacer, es mejor que siga su camino.

No pasa nada por llevarse un calambrazo, incluso por llevarte dos. Lo que sí te pasa factura es dejar tus sueños guardados en un cajón por miedo a fracasar.

Pon tus sueños en marcha, rodéate de las personas que realmente puedan ayudarte, y como dice el título del libro de Phil Knight, fundador de Nike, NO TE PARES NUNCA.

 

 

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La vida con socio ¿te hace falta?

¿Cuántas cosas faltan en tu vida? Seguro que cada persona tiene una respuesta diferente para esta pregunta. Al final, nuestras circunstancias condicionan nuestras necesidades materiales y humanas.

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¿Influye en qué lugar del mundo nacemos? Por supuesto. Y si me apuras hasta influye el barrio, el bloque o la calle donde uno nace. Son estas las cartas con las que empezamos a jugar en nuestra vida.

Cuando jugamos una partida de cartas, la tentación de mirar las que le han tocado al que tenemos al lado se incrementa con la sonrisa que se le escapa a éste a medida que las va ordenando: – ¡Que suerte tiene!, con el «asco» de cartas que me han tocado.

Esa es la realidad, mis cartas son diferentes de las tuyas y del resto de la humanidad. Mis circunstancias, igual que las tuyas, son únicas. Somos seres humanos irreemplazables e irrepetibles, por ese motivo nunca jugamos igual unos y otros.

¿Hay que conformarse con lo que nos toca? La respuesta en realidad sería: hay que jugar bien con lo que nos toca. ¿Sirve quejarme? Para nada. ¿Sirve prepararse para lo que nos pueda tocar? Por supuesto. Es evidente que no podemos controlar lo que nos toca y tampoco podemos estar preparados para todo, aunque sí podemos adquirir la costumbre de aprender sobre lo que no conocemos. O sea, que frente a la pregunta ¿ahora qué hago? la respuesta sería investiga, estudia, aprende y utiliza la mejor opción.

Tenemos la mejor herramienta del mundo, nosotros mismos. Nacemos completos, dentro de una sociedad, pero completos e independientes. Si nos preparamos, podremos afrontar mucho mejor las circunstancias que nos plantee la vida sin que dependamos de otros.

A la hora de emprender, muchas veces nos planteamos si necesitamos tener un socio que complete nuestros conocimientos. Buscar a alguien que complete nuestros conocimientos es decirle a alguien que lo necesitamos porque no sabemos aquello que él sí sabe, es decir, dependemos de otro en una parcela determinada de nuestro negocio.

Para emprender necesitamos saber muy bien donde nos metemos, estudiar, escribir (el papel lo soporta todo, tu bolsillo no) y planificar en objetivos y plazos. Puedo querer compartir mi proyecto, que no es lo mismo que necesitar compartir mi proyecto.

¿Si tuvieras dinero necesitarías compartir tu proyecto? Estudia bien tus cartas.