La Navidad es una época en la que nos reencontramos con la familia, con los amigos. Tratamos de olvidar viejas rencillas y ponemos buena cara en las comidas de empresa. Y, por supuesto, nos hacemos nuevos propósitos para cumplirlos en el año que pronto comenzará, para tratar de ser mejores.
Todas estas acciones encajan dentro de lo que denomino «los cuatro valores fundamentales»: Yo, Familia, Trabajo y Sociedad.
Estas son las cuatro áreas en las que nos relacionamos con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. El orden de prioridades variará en función de nuestras propias necesidades humanas, espirituales y de nuestra edad.
Para afrontar los retos del nuevo año, los elegidos y los que nos van a tocar, tenemos que optimizar nuestro estado de ánimo. Mejorando nosotros lograremos mejorar los otros tres valores, pues al mejorar también cambiamos el entorno en el que nos movemos.
Siempre digo que no existen varitas mágicas ni píldoras maravillosas, todo requiere esfuerzo y perseverancia. Además, para alcanzar la meta propuesta hay un paso previo: saber dónde estamos. Si no sé cuanto peso, no sé cuantos kilos tengo que perder o que ganar. Si no tengo referencia de mi estado físico no sé hasta dónde lo quiero mejorar. Y así con todo.
Dos cosas más, debemos ponerlo por escrito pues así adquirimos un mayor compromiso con nosotros mismos y tenemos que disfrutar del camino hasta alcanzar la meta propuesta.
El éxito no está en alcanzar la cima, está en hacer el camino que nos lleva de meta en meta.
Dice mi amiga Carmen de Flecos Sueltos que hay que humanizar los blogs, es decir menos «robots» y más personas, así que me voy a tomar unos días para poner mi mente a trabajar en los post que quiero ir compartiendo contigo y en mis próximos objetivos, para mí, para mi familia, en el trabajo y con la sociedad. Para empezar haré un resumen con todo lo bueno que me ha pasado este año. ¿Lo malo que ha pasado? De eso ya no me acuerdo.
Feliz Navidad y mis mejores deseo para el año que está a punto de comenzar. Besos y abrazos.