Emprender con éxito: plan de viabilidad

El plan de viabilidad es una herramienta inicial que nos ayuda a tomar decisiones para saber si nuestra idea, nuestro proyecto, o una nueva línea de negocio o producto tiene posibilidades de sobrevivir en el tiempo, al menos más allá de los cinco primeros años.

viabilidad

En un principio no se trata de pormenorizar en los números, tratando de llegar al último céntimo. El plan de viabilidad sirve para saber si tendremos éxito o no. A partir de este plan de viabilidad, desarrollaremos una fase mucho más detallada.

Como todo plan, requiere una toma de datos iniciales. Es decir, necesitamos saber dónde estamos para encontrar el camino que nos lleve a hacer realidad nuestro proyecto. El plan de viabilidad es un mapa general.

Parto de la idea de que cuando tenemos que acometer este tipo de proyectos ya tenemos el conocimiento previo para llevarlo a cabo. Si quiero hacer puenting debería tener los conocimientos básicos antes de saltar, no voy a atarme la cuerda de una persiana y saltar a ver qué pasa. Con los negocios pasa igual, a la hora de emprender debemos saber cuál es nuestro talento, qué ideas podemos desarrollar a partir de éste, cómo vamos a hacerlas realidad y si necesitamos una formación extra. Es importante acometerlo desde la humildad, no nos creamos más listos de los que lo intentaron antes o de la competencia.

Una vez que sabemos que somos capaces de llevarlo a cabo es fundamental contrastar nuestro proyecto con la realidad que nos rodea, no vamos a vender arena en el desierto.

  • Primera parte:
    • Declaración de la misión: ¿de qué trata el negocio?
    • Análisis de mercado, propio y externo.
    • ¿Quién es mi competencia?
    • ¿Tengo marca en el sector o parto de cero?
    • ¿Cuál es mi valor diferencial?
    • ¿Qué demanda existe realmente?
    • ¿A qué segmento me voy a dirigir?
    • ¿Cómo lo voy a comercializar?
  • Segunda parte:
    • ¿Sólo o con socios? ¿Quién hace qué?
    • Financiación.
    • Capacidad de retorno de la inversión. Flujo de caja.
    • Estructura organizativa. ¿Quién es el líder?
    • Plazos temporales.
    • Pulmón financiero extra.
    • Creación de marca y publicidad.
  • Tercera parte:
    • La gran ecuación: Beneficios o Pérdidas = Ingresos – Gastos.

Podemos profundizar en nuestro plan de viabilidad hasta donde queremos, a mayor detalle menos riesgos. Aunque, no debemos olvidar que necesitamos tomar la decisión fundamental: llevarlo a cabo o no.

No olvides que es mejor estudiar para un examen (plan de viabilidad), que presentarnos a ver si tenemos suerte.

Emprender con éxito: la gran ecuación

En anteriores entradas escribía sobre la importancia que tiene pensar en quién va a ser nuestro cliente antes de emprender. Igualmente importante es tener muy claro en nuestra mente cuáles son los número «gordos» (no hay que llegar al céntimo) que necesitamos conocer para saber si nuestro negocio va a ser rentable o no.

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Otros conceptos básicos con los que deberíamos estar familiarizados son: costes fijos, costes variables, umbral de rentabilidad, margen de contribución,….

Como esto no es una clase financiera ni contable vamos a ir a lo que realmente nos importa: los clientes. Sin clientes no hay ingresos y sin ingresos no hay negocio, obvio (que diría mi hijo Gonzalo). Aún conociendo esta realidad, nos empeñamos en abrir tiendas, restaurantes, bares… sin tener claro quiénes van a ser nuestros clientes y sin salir a buscarlos; esperanzados en que por arte de magia aparecerán por nuestra puerta.

Pues antes de pensar en el mobiliario, en los colores de las paredes, las redes sociales y un largo etcétera muy importante, tenemos que hacer las cuentas de lo que vamos a gastar (con la precaución de incrementar un 30% de margen de seguridad, hazme caso) y cuánto necesitamos ingresar para empezar a ganar dinero.

Emprender no es fácil, mantenerse tampoco, de los beneficios a las pérdidas se pasa casi sin darnos cuenta. No te arruinas de un día para otro, se produce a través de un goteo incesante, te desangras dentro de una bañera de agua caliente y cuando quieres acordar es demasiado tarde. Por eso, debemos tener muy claro que la proporción entre Ingresos y Gastos nos llevará a cosechar el éxito que deseamos, a obtener beneficios.

En la parte de los gastos es muy importante diferenciar aquellos que son fijos, es decir, los que tenemos que pagar sí o sí, independientemente de vender o no (alquiler del local), de los gastos variables (los que van en proporción al volumen del negocio). Por mucho que queramos reducir los gastos de nuestro negocio, manteniendo un margen de calidad, llegará un punto en que no podamos bajarlos más. Si aún así, sigues teniendo problemas para mantener el punto de equilibrio de tu negocio, si sigues sin cosechar beneficios, tu problema está en la parte de los ingresos y si no ingresas lo debido es que no tienes suficientes clientes.

No te lances a emprender sin tener absolutamente claros los número de tu proyecto. Establece tus márgenes de seguridad frente a incidencias y revisa con frecuencia los datos.

Y como siempre te digo: hazlo todo por escrito.