Sociedad Antifrágil

Escribía hace algunos post sobre el concepto «Antifrágil» de Taleb aplicado a las organizaciones. En esta ocasión trataré de aplicar el concepto de sociedad antifrágil al lugar donde vivimos.

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En la naturaleza vemos como los elementos más sencillos sobrevivien a terribles cataclismos, aunque para llegar a este concepto de sociedad antrifrágil tampoco hay que arrasar la tierra. Pensemos en un junco de río: flexible y resistente soporta cualquier vendaval, incluso que lo pisen, y su concepto natural no ha sido ser más robusto sino ser antifrágil.

Nos hemos preocupado de hacer sociedades robustas, con más seguridad, con más leyes, con más impuestos, con más políticos, pero no nos hemos preocupado de hacer una sociedad antifrágil.

Escribía Nelson Mandela que nadie nace odiando a otra persona por su color de piel, por su religión o su país de nacimiento. A odiar se aprende. Se educa a odiar.

Luego, si lo malo se aprende por educación, debe ser que lo bueno también se aprende de la misma manera. ¿Para qué educamos?

Dice Sir Ken Robinson, que todos tenemos un talento innato que debemos desarrollar y que los sistemas educativos actuales, creados para proporcionar mano de obra a la industria, no se preocupan de descubrir y ampliar estos talentos. Estoy totalmente de acuerdo.

Si queremos una sociedad antifrágil tendremos que comenzar por educar a nuestros hijos para ello, cosa que no es fácil porque ya sabemos que la educación suele ser una arma arrojadiza de los políticos, descuidando el principio de que todos somos iguales por lo que deberíamos tener una educación igual para todos, al menos las mismas oportunidades educativas.

Si dejamos que la educación dependa del dinero que tengan los padres para mandar a los hijos al mejor colegio o «conformarse» con la educación pública, resulta que ya estamos dividiendo la sociedad desde el principio, entre los que tendrán más oportunidades y los que no.

Cada vez nos acercamos más a la saga de «Los Juegos del Hambre». Unos nacen para servir y otros para ser servidos.

Educar no es solo teoría y explicación, es ejemplo. ¿Cuál estoy dando? ¿Cuál están dando?

TRABAJAR CON ALEGRÍA

Ya estamos de vuelta. En realidad no es que nos hayamos ido a ningún sitio, sin contar viajar claro. Seguimos siendo los mismos por dentro salvo cartarsis de cambios por impacto vital.alegria autoestima Antequera feriaCuando les recuerdo a mis hijos que las vacaciones están terminándose y que espera el colegio se ponen un poco tensos, empiezan a contar los días que aún les quedan y me piden que no se lo vuelva a recordar.

Con nuestros trabajos ocurre igual: fantásticas vacaciones, comidas con amigos, copas, noches largas y un sin fin de actividades para demostrarnos que estamos vivos, es más, que hay vida después del trabajo y que las vacaciones son un fiel reflejo de ello.

Claro que ahora vienen las denominadas depresiones post vacacionales, que se parecen bastante a esos momentos (sobre todo en mi adorable Andalucía) cuando te subes en el coche de un amigo y te dice que el aire acondicionado no funciona. Ya no nos acordamos de esos viajes con las ventanillas abiertas por donde sacábamos nuestros brazos (regañina de padres incluida) y hacíamos como alas de avión. Se ve que me estoy haciendo mayor.

En Antequera celebramos la feria a final de agosto y en esta ocasión, tras varios años de no hacerlo, mi Cofradía del Señor del Rescate y María Santísima de Piedad ha participado en las casetas de feria. Esto se parece mucho a la vuelta al trabajo después de las vacaciones y a cuando no había aire acondicionado en los coches, porque hay quienes no recuerdan que paliza te das currando en la caseta y hay quien no lo ha vivido y te mira como si para ellos fuera el esfuerzo más grande del mundo.

En esto de montar la caseta cofrade tengo experiencia de primera mano cuando tuve el honor de ser Hermano Mayor de la Cofradía hace varios años. Recuerdo que al terminar la feria e ir a desmontar la caseta el lunes por la mañana miraba a mi queridísimo compañero Paco García (un ejemplo para mí) y le preguntaba:

– Paco ¿cuántos somos?

– Contigo somos dos.-  Me decía sin perder ni la sonrisa ni el ánimo. – Así que a trabajar con alegría.

Cuando nos hemos visto en la caseta de este año lo primero que me ha dicho ha sido: – Guillermo, a trabajar con alegría.

Mucho ánimo, feliz vuelta de las vacaciones y

A TRABAJAR CON ALEGRÍA.

 

Photo by Marten Bjork on Unsplash