La marca del Caribe. Cumplir las promesas

Hace algunos días hablaba con mi amigo Juande sobre su último viaje a tierras caribeñas. Viajero incansable y gran galán conquistador, me comentó que para este viaje se había comprado un bañador de determinada marca (no la recuerdo) que le costó 120 euros. Claro que lo importante no era el precio pagado sino que la marca iba claramente impresa en el mismo, lo que posicionaba a mi amigo en el mercado de «aventureros en el Caribe con pasta». Sin duda le funcionó.

La importancia de la marca en la promesa de nuestro negocio.

El poder de una marca está en ofrecer al consumidor una promesa sobre el producto que éste va a comprar. Es decir, prometemos cumplir sus expectativas (mejor si las superamos) por el precio pagado. Los problemas suelen venir cuando esas expectativas se quedan en un envase bonito, una web bien diseñada, un local muy estudiado, oficinas perfectas, un catálogo costeado y desgraciadamente nada más detrás de todo esto.

Es difícilísimo conseguir abrirse un hueco en el mercado, conseguir la oportunidad de que nos prueben, que nos den la posibilidad de entrar en los hogares de los consumidores.

De verdad que sólo hay una oportunidad para una buena primera impresión y la envuelta que adoptamos para nosotros, nuestras empresas o productos debe estar en consonancia con lo que somos realmente. Si estamos empezando y no nos podemos permitir grandes lujos eso es lo que tenemos que transmitir, no deberíamos crear expectativas por encima de nuestras posibilidades.

Si empiezo con un pequeño gastrobar, tan de moda ahora, y puedo servir muy bien a 25 comensales debería tener la dimensión para ello. ¿Por qué voy a tener la posibilidad de que entren 40 si no los voy a poder atender bien?

A veces, nos pierden los volúmenes y queremos hacernos grandes en tamaño, con crecimientos rápidos sostenidos en cimientos de barro. Los éxitos no son inmediatos, y si tenemos esa sensación quizás sean flor de un día.

El éxito deber perdurar en el tiempo, y todo lo que dura es porque está muy bien construido.

 

Éxito: el plato del día

La semana pasada me invitaron a dar una charla en la ceremonia de graduación del IES Pintor José María Fernández en Antequera. Fue un acto muy bonito en el que me encantó participar. Como se trataba de alumnos de segundo ciclo formativo se me ocurrió que podía hablarles de emprender y como estar más seguros de alcanzar el éxito.

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Es difícil hablar de cómo alcanzar el éxito y que comprendan que no se trata de tener el mejor coche o la mejor casa, sino de ser mejores de lo que eramos ayer. Vivimos en la era de la inmediatez, donde queremos tenerlo todo ya. Navegamos por Internet y nos aparecen anuncios de objetos que buscamos alguna vez, publicidad para ser más felices y los artículos para alcanzar las metas en cinco sencillos pasos.

Solo vemos los triunfos de los deportistas, las medallas ganadas, los trofeos conquistados, el dinero ganado. Éxito, éxito, éxito. Dinero, dinero, dinero.

¿Cómo le explicas a los recién graduados que van a tener múltiples fracasos? ¿Cómo les cuentas que la vida es un caer y levantarse? Enseñarles que lo importante no es la meta, sino el camino recorrido en la dirección correcta y que ésta la indica la brújula de tu conciencia y tus valores. Es difícil porque todo esto está oculto bajo gruesas capas de publicidad, del «yo me lo merezco», del egoísmo. Cómo explicas que el dinero solo es un objeto más a coleccionar, más allá de una herramienta de intercambio.

Para emprender con éxito, y no me refiero a ganar dinero, sino a estar satisfechos con nuestro trabajo, debemos tener en cuenta algunos puntos clave:

  1. Descubrir nuestro talento. ¿En qué somos buenos? ¿Cuáles son nuestras capacidades?
  2. Conocimiento. No se trata saber que somos buenos, hay que estudiar más, prepararse mejor y estar dispuestos a aprender.
  3. Humildad. Siempre hay alguien que me puede servir de modelo, que me puede enseñar.
  4. Esfuerzo. La vida no es gratis, todo se consigue con esfuerzo. No hay varitas mágicas ni píldoras maravillosas.
  5. Tiempo. No podemos querer hacer de todo. La vida es corta, pero también es larga cuando se nos hace cuesta arriba. Hay que seleccionar bien dónde empleamos nuestro tiempo y con quién. El tiempo es nuestro mayor tesoro.
  6. Sacrificio. Que nadie piense que el éxito se consigue sin sacrificio. Requiere un gran esfuerzo, tanto nuestro como de las personas que nos rodean.
  7. Pasión. O le ponemos pasión, amor, garra, a nuestra vida o nunca llegaremos a la meta deseada. Las cosas no ocurren sin más.

Alcanzar el éxito, emprender con seguridad, se consigue trabajando en equipo. No pasa nada por levantar la mano y pedir ayuda.

Emprender con seguridad

En mi último programa emitido en la televisión, utilicé varias imágenes sobre aquellos temas que debemos tener claros, absolutamente claros, a la hora de emprender. Hay que hablar sin miedo sobre los riesgos de emprender. Hay que animar a las personas a emprender, pero siendo conscientes de que conseguir que todo salga bien requiere mucho esfuerzo y tener los deberes bien hechos.

Cada vez que veo cerrar negocios que han llevado poco tiempo abiertos, me pregunto si alguien habló a las personas que los montaron de los riesgos que corrían. Si les hablaron analizando en profundidad el proyecto que iban a emprender.

Hablar para meter miedo, para criticar, para descorazonar es muy fácil. Lo difícil es hablar para construir, ya sea a favor del proyecto o en contra. Sí, he dicho en contra, porque el que tiene espíritu para emprender lo hará con un proyecto o con otro y lo que necesita es aprender de lo bueno y de lo malo para seguir avanzando en busca del éxito merecido.

No sabría decir si en esto de emprender primero se nos ocurre la idea y luego los motivos, o bien tenemos los motivos y se nos ocurren las ideas. En cualquier caso, necesitamos para emprender tener claro lo siguiente:

  1. Antes de lanzarnos y jugar al cuento de la lechera, tenemos que desarrollar nuestra idea por escrito, de la manera más detallada posible. Una vez escrita, repasarla e ir haciendo una lista con todas las cosas que necesitaremos para llevarla a cabo. Al final de la lista habrá dos sumas a tener muy en cuenta: tiempo y dinero.
  2. Saber si estamos capacitados para llevar nuestro proyecto a cabo. Porque podemos ponerle muchas ganas e imaginación pero como no sepamos del tema mal acabaremos.
  3. Visualizar a un año vista cómo estaremos, qué habremos necesitado para llegar hasta allí y qué habremos dejado por el camino.

Emprender no es tarea fácil, no existen varitas mágicas ni píldoras maravillosas.

Emprender desde la meseta

Cuando hablamos de emprender hay personas que tienen muy claro que prefieren trabajar por cuenta ajena, otras saben que van a emprender y están las que les gustaría hacer algo por ellas mismas pero no saben qué.

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Empecemos por las definiciones. Usamos habitualmente palabras a las que les damos un significado porque pensamos que es el correcto. Cuando las busco en el diccionario, a veces, me sorprendo porque no significan lo que yo pensaba o, al menos, no del todo.

Define el diccionario de la lengua española de la RAE (Real Academia Española) sobre las dos palabras que forman parte del título de este post:

emprender: 1. Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. Esto último de la dificultad o peligro es lo que no se suele tener en cuenta a la hora de emprender, hay quien se «lanza a la piscina» sin mirar si hay agua y sin saber nadar. Luego vienen las decepciones, el por qué me pasa a mí, he perdido mis ahorros, etc.

meseta: 2. Porción de piso horizontal en que termina un tramo de escalera. En el camino de la vida subimos muchas escaleras, algunas penosas, muy empinadas, pensando que cuando superemos el último escalón encontraremos lo que buscamos. Al final llegamos a una meseta rodeada de nuevas escaleras.

Releyendo un libro de Tom Peters me he encontrado con un concepto sobre la meseta que me ha resultado interesante. Todos los que aspiramos a no ser meros espectadores de la vida, de la nuestra y de la de los demás, estamos siempre buscando alternativas, nuevos caminos, nuevas metas. A veces, al menos me pasa a mí, nos quedamos en blanco. Esperamos esa fantástica idea que nos aporte ilusión, frescura, como enamorarse. Nuestra idea debe provocarnos asombro, felicidad y mariposas en el estómago. Pero, ¿qué ocurre cuando buscamos esa idea y no aparece? Nos frustramos. Leemos y releemos libros olvidados buscando esa chispa que nos encienda, esa inspiración que no encontramos, repasando nuestras notas de todos los tiempos (¡joder! que montón de notas tengo, y algunas buenísimas).

Tranquilidad, respiremos hondo. Somos como la piedra caliza, todo va penetrando en nosotros. ¿Qué pasa entonces, por qué no llega la idea? Es que estamos en la meseta. ¿Dónde? En la meseta. No pasa nada. Todo nuestro conocimiento está acumulado y el subconsciente trabajando para compilar datos y ofrecernos la respuesta, al menos varias sugerencias. Estamos tan obsesionados con encontrar la idea, con fijar la meta, con compararnos con los demás, que no escuchamos a nuestro subconsciente gritar pidiendo tiempo.

Ojo, estar en la meseta no significa que nos crucemos de brazos esperando que venga la idea por arte de magia, hay que seguir alimentando de manera positiva la mente, no dudes de que saltará la chispa que encenderá tu fuego y volverás a escalar la montaña. En el fondo lo sabes, eres muy bueno en lo tuyo. Sólo necesitabas algo de tiempo: semanas, meses, años.

Todo llega, persevera. Te lo mereces.

La vida es como un Capuccino

 El Capuccino se construye con una base de café solo, coronado por una generosa y espesa capa de leche vaporizada. Esa capa de leche vaporizada tiene su rato de elaboración y su arte. Sería más fácil poner nata en spray sobre el café solo, pero entonces ya no estaríamos hablando de un auténtico Capuccino.

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Pues en la vida pasa un poco igual que con el Capuccino. Todos tenemos una amplia base de emociones y sentimientos que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida (el café solo) y luego por encima, a la vista de todos, presentamos una vistosa capa de nata en spray o de leche vaporizada. 

Nota: Nuestro cuerpo envejece y cambia con los años, por eso intentamos cuidarnos en la dieta, hacer algo de ejercicio, ponernos ropa favorecedora, broncearnos en verano, etc. Eso está muy bien, ¿y cómo cuidamos nuestra mente para mantenerla en forma y retrasar su envejecimiento? Al igual que no hay dietas milagro, ni los abdominales se ponen como tabletas de chocolate mientras dormimos, tampoco el cerebro evoluciona sin esfuerzo real.

Podemos aplicar el principio del Capuccino completando nuestra vida con un spray de nata y decorarla con un poquito de cacao, o con virutas de chocolate, o de colores, pero eso no va a sustituir a la leche vaporizada porque no es lo mismo. Ya, ya, se parece pero no es lo mismo. El otro, el auténtico, el de verdad, requiere de un esfuerzo, de preparación, de ilusión para que salga bien y por supuesto, de un poquito de tiempo.

Nadie llega a la meta sin esfuerzo, sin sacrificio, sin fracasar antes. Nada es regalado a cambio de nada. Todo requiere una gran fuerza de voluntad. ¿Quién nos ha mentido diciendo que no vale la pena esforzarse? ¿Quién nos ha mentido diciendo que tenemos derecho a alcanzar la meta solo con desearlo? Busquemos dentro de nosotros mismos y encontraremos muchos momentos en nuestra vida en que nos hemos sentido satisfechos de los logros conseguidos con trabajo y sacrificio. Las victorias así conseguidas se saborean de mejor manera y su efecto es indeleble en nuestras mentes y corazones.

Salgamos de nuestros día a día rutinarios y propongámonos retos que supongan esfuerzo; con perseverancia y fe conseguiremos llegar a nuestras metas.

¿Y si me caigo? pues a levantarse. Vivir es un juego apasionante y solo tenemos una partida, aquí no vale el “Game Over”.

Emprender con éxito: plan de viabilidad

El plan de viabilidad es una herramienta inicial que nos ayuda a tomar decisiones para saber si nuestra idea, nuestro proyecto, o una nueva línea de negocio o producto tiene posibilidades de sobrevivir en el tiempo, al menos más allá de los cinco primeros años.

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En un principio no se trata de pormenorizar en los números, tratando de llegar al último céntimo. El plan de viabilidad sirve para saber si tendremos éxito o no. A partir de este plan de viabilidad, desarrollaremos una fase mucho más detallada.

Como todo plan, requiere una toma de datos iniciales. Es decir, necesitamos saber dónde estamos para encontrar el camino que nos lleve a hacer realidad nuestro proyecto. El plan de viabilidad es un mapa general.

Parto de la idea de que cuando tenemos que acometer este tipo de proyectos ya tenemos el conocimiento previo para llevarlo a cabo. Si quiero hacer puenting debería tener los conocimientos básicos antes de saltar, no voy a atarme la cuerda de una persiana y saltar a ver qué pasa. Con los negocios pasa igual, a la hora de emprender debemos saber cuál es nuestro talento, qué ideas podemos desarrollar a partir de éste, cómo vamos a hacerlas realidad y si necesitamos una formación extra. Es importante acometerlo desde la humildad, no nos creamos más listos de los que lo intentaron antes o de la competencia.

Una vez que sabemos que somos capaces de llevarlo a cabo es fundamental contrastar nuestro proyecto con la realidad que nos rodea, no vamos a vender arena en el desierto.

  • Primera parte:
    • Declaración de la misión: ¿de qué trata el negocio?
    • Análisis de mercado, propio y externo.
    • ¿Quién es mi competencia?
    • ¿Tengo marca en el sector o parto de cero?
    • ¿Cuál es mi valor diferencial?
    • ¿Qué demanda existe realmente?
    • ¿A qué segmento me voy a dirigir?
    • ¿Cómo lo voy a comercializar?
  • Segunda parte:
    • ¿Sólo o con socios? ¿Quién hace qué?
    • Financiación.
    • Capacidad de retorno de la inversión. Flujo de caja.
    • Estructura organizativa. ¿Quién es el líder?
    • Plazos temporales.
    • Pulmón financiero extra.
    • Creación de marca y publicidad.
  • Tercera parte:
    • La gran ecuación: Beneficios o Pérdidas = Ingresos – Gastos.

Podemos profundizar en nuestro plan de viabilidad hasta donde queremos, a mayor detalle menos riesgos. Aunque, no debemos olvidar que necesitamos tomar la decisión fundamental: llevarlo a cabo o no.

No olvides que es mejor estudiar para un examen (plan de viabilidad), que presentarnos a ver si tenemos suerte.

Emprender con éxito: la gran ecuación

En anteriores entradas escribía sobre la importancia que tiene pensar en quién va a ser nuestro cliente antes de emprender. Igualmente importante es tener muy claro en nuestra mente cuáles son los número «gordos» (no hay que llegar al céntimo) que necesitamos conocer para saber si nuestro negocio va a ser rentable o no.

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Otros conceptos básicos con los que deberíamos estar familiarizados son: costes fijos, costes variables, umbral de rentabilidad, margen de contribución,….

Como esto no es una clase financiera ni contable vamos a ir a lo que realmente nos importa: los clientes. Sin clientes no hay ingresos y sin ingresos no hay negocio, obvio (que diría mi hijo Gonzalo). Aún conociendo esta realidad, nos empeñamos en abrir tiendas, restaurantes, bares… sin tener claro quiénes van a ser nuestros clientes y sin salir a buscarlos; esperanzados en que por arte de magia aparecerán por nuestra puerta.

Pues antes de pensar en el mobiliario, en los colores de las paredes, las redes sociales y un largo etcétera muy importante, tenemos que hacer las cuentas de lo que vamos a gastar (con la precaución de incrementar un 30% de margen de seguridad, hazme caso) y cuánto necesitamos ingresar para empezar a ganar dinero.

Emprender no es fácil, mantenerse tampoco, de los beneficios a las pérdidas se pasa casi sin darnos cuenta. No te arruinas de un día para otro, se produce a través de un goteo incesante, te desangras dentro de una bañera de agua caliente y cuando quieres acordar es demasiado tarde. Por eso, debemos tener muy claro que la proporción entre Ingresos y Gastos nos llevará a cosechar el éxito que deseamos, a obtener beneficios.

En la parte de los gastos es muy importante diferenciar aquellos que son fijos, es decir, los que tenemos que pagar sí o sí, independientemente de vender o no (alquiler del local), de los gastos variables (los que van en proporción al volumen del negocio). Por mucho que queramos reducir los gastos de nuestro negocio, manteniendo un margen de calidad, llegará un punto en que no podamos bajarlos más. Si aún así, sigues teniendo problemas para mantener el punto de equilibrio de tu negocio, si sigues sin cosechar beneficios, tu problema está en la parte de los ingresos y si no ingresas lo debido es que no tienes suficientes clientes.

No te lances a emprender sin tener absolutamente claros los número de tu proyecto. Establece tus márgenes de seguridad frente a incidencias y revisa con frecuencia los datos.

Y como siempre te digo: hazlo todo por escrito.

Emprender con éxito: mejorar cada día

Si la semana pasada hablaba de la importancia de pensar en quién va ser nuestro cliente antes de lanzarnos a emprender, hoy quiero incidir en lo importante que es mejorar cada día nuestro proyecto. No vale rendirse en el primer revés, ni en el segundo, ni en el tercero…

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Pensaba en la película «El día de la marmota» donde repite Bill Murray el mismo día, mañana tras mañana, al menos aparentemente.

A veces, nos enfrentamos a la sensación del día de la marmota, repitiendo una y otra vez nuestros rituales, sin emoción, mecánicamente, yendo a trabajar sin ilusión. Pero si contemplamos esta película con otra mirada nos daremos cuenta de que para conseguir sus objetivos (primero menos nobles y luego los realmente importantes) el protagonista, todos los días, intenta mejorar algún aspecto de su vida.

Y es que, al final, competimos contra nosotros mismos y sería fenomenal que nos diéramos cuenta de que es así. No nos sirve compararnos con los demás porque somos seres únicos y extraordinarios, por eso nuestro cometido debería ser mejorarnos, a nivel personal y profesional. Tomar clases, pedir consejos, investigar, leer libros o revistas que nos aporten información para el proyecto de negocio o vida que estemos desarrollando.

Cuando hablo de emprender no me refiero solo a un negocio, se trata también de nuestra vida, de querer ser mejor que mi yo de ayer; no es lo mismo que querer parecernos al famoso de turno o al vecino del quinto. Además, al mejorar yo también lo hace mi entorno, lo que se convierte primero en un círculo y luego en una espiral positiva a nuestro alrededor.

Claro que para mejorarnos debemos conocernos, hablar con nuestro interior, saber el punto de partida y el destino. Igual ocurre con nuestro proyecto: ¿en qué punto está? ¿dónde lo quiero llevar? ¿en qué soy bueno? ¿cuál es mi talento? ¿cuáles son mis habilidades? ¿dónde puedo encontrar las mejores ideas?

Desde luego, todo proyecto debe reflejarse en un plan por escrito con las acciones que tenemos que llevar a cabo y con los números básicos necesarios. Este plan tiene que ser nuestra Biblia y susceptible de mejora continua, es decir, no vale con escribirlo y guardarlo en un cajón. Nuestro plan, nuestro proyecto, está vivo y necesita alimentarse cada día con nuevos datos, conocimientos y sensaciones. Hay que perseverar, seguir mejorándolo.

Mañana cuando me levante, y agradezca a Dios un nuevo amanecer, querré ser mejor de lo que he sido hoy.¿Te animas a hacerlo tú también? Seguro que sí.

 

 

 

Emprender con éxito: paso 1

A la hora de emprender debemos analizar muchos factores. Para mí, el principal punto a tener en cuenta es saber quien va a ser mi cliente, a quién le voy a vender. Si no vendo, no ingreso y si no ingreso, no como. Sí, he dicho vender, no que me compren. No es lo mismo ni de lejos.

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Lo primero que deberíamos pensar (a parte de tener identificado nuestro talento y generar ideas) es a quién le vamos a vender nuestro producto o servicio. Podemos tener ideas maravillosas que solo nos gusten a nosotros y que, por tanto, no se las consigamos vender a nadie, entonces adiós negocio, dinero, tiempo y lo que es peor ilusión.

El número uno de los trece errores a la hora de emprender, que comenta Azucena Fraile, es el de creer que tu idea es infalible y lanzarte a emprender sin más.

Ya hemos visto en otros artículos que podemos y debemos generar ideas para emprender y desarrollarnos en la vida (no solo hablo de trabajo), partiendo de nuestro talento. Pero cuando montamos una empresa o un comercio guiados solo por nuestro corazón y por la maravillosa idea que se nos ha ocurrido podemos estrellarnos con facilidad y tener que aguantar a más de uno decirnos, con gesto torcido, la maravillosa frase de «esto ya lo sabía yo, mira que te lo dije».Aunque solo sea para no darle el gustazo a los capullos que piensan así vamos a medir muy bien todo aquello que acometemos.

Pongamos como ejemplo abrir una tienda de artículos de pesca, (actividad a la que debería ser aficionado, porque sino no se entendería que abriera una tienda de algo sobre lo que no tengo ni idea).

Al margen de la inversión en material, búsqueda de proveedores, local y una larga lista de detalles, vamos a centrarnos en nuestro posible cliente. Lo primero será saber cuántos clientes potenciales hay. ¿De dónde puedo sacar la información? Por regla general los aficionados a algún deporte o actividad se suelen agrupar en peñas o asociaciones así que de aquí puedo obtener estos datos.

Una vez conocido el potencial número de clientes que puedo tener, estaría bien saber quien va a ser mi competencia y no sólo a nivel local, también provincial o comarcal, sin olvidar Internet (hace años que mi amigo Koke compra material de China por esta vía).

Una vez controlados estos aspectos también debería saber cuándo le interesa a mi posible cliente comprar, porque a lo mejor se me ocurre abrir en horario de comercio y mis potenciales clientes prefieren comprar los sábados o los domingos antes de salir de pesca y resulta que el resto de los días no vendo un anzuelo.

Y claro, también me tengo que posicionar en la mente de mis posibles clientes haciéndome un hueco para que me tengan presente a la hora de comprar material, lo que me obligará a presentarme a las peñas y asociaciones, patrocinar concursos de pesca y a frecuentar los lugares donde se reúnen. Se hace también imprescindible usar las redes sociales y, por supuesto, disponer una página web donde pueda vender lo mismo que tengo en la tienda a todo el mundo; estamos en un mercado globalizado que no entiende de horario comercial.

Esto es como correr una maratón sin entrenar. ¿A quién se le ocurre montar un negocio sin pensar en el cliente?

 

Generar ideas para emprender.

¿A quién no se le ha ocurrido una idea maravillosa en la ducha? Necesitamos nuestros momentos de concentración (o desconcentración, según se mire) para poder acceder a nuestras mejores ideas. Otras veces no somos capaces de tener ninguna idea fantástica que nos ilumine el camino a seguir y nos encomendamos a todos los santos para conseguirla.

ideas para emprender

Generar ideas de manera consciente creo que no es fácil, si bien es cierto que muchas veces se nos ocurren de manera inconsciente, no provocada, mientras paseamos, vemos un escaparate, leemos un libro, al ojear una revista o charlando con un amigo. Descubrimos ideas que, aunque no sean de aplicación directa, sabemos que podemos aprovecharlas para nuestro negocio o proyecto.

Lo primero que necesitamos para encontrar ideas es ponernos en modo búsqueda. Desear encontrar una solución a nuestro problema, ese deseo es el que nos activa a buscar de manera consciente y subconsciente la respuesta necesaria.

Si además las ideas que quieres generar son para emprender o para darle un cambio a tu empresa deberías tener en cuenta cuáles son tus habilidades, qué se te da bien, y programarte para conseguir ese momento mágico de descubrir ideas brillantes.

Mi primer coche era de un precioso color plateado. Cuando lo saqué del concesionario, encantado del modelo y del color, empecé a ver más coches iguales. Nunca había visto tantos. Igual me ocurrió cuando salí a pasear con mi hijo recién nacido en su cochecito de bebé, había un montón de familias paseando a sus bebés.

Y es que la mente nos muestra aquello en lo que estamos inmersos, lo que no nos interesa no lo muestra, de ahí la importancia de que programemos a nuestro cerebro para que nos busque la información que necesitamos. Si te levantas escuchando las noticias ¿qué te mostrará tu cerebro el resto del día, lo bien que está todo?

Un deseo genera en nosotros una imagen mental que nos traslada a como sería nuestra vida si lo consiguiéramos, por tanto, nos genera una serie de emociones y sentimientos que debemos encauzar positivamente para aprovechar todo nuestro potencial en la búsqueda del deseo ansiado.

Aunque también debemos ser realistas. Por mucho que quiera no voy a ser campeón del mundo de Moto GP como Marc Márquez, no tengo ni edad ni talento para ello. Por tanto, debo enfocar mis deseos en aquellos objetivos que pueda conseguir utilizando y desarrollando mis habilidades, incluso adquiriendo nuevas; dentro de mi realidad ampliada, es decir, fuera de la tan nombrada zona de confort.

Debemos enunciar nuestro deseo en positivo, no vale el decirnos «no quiero fracasar» es mucho mejor «quiero triunfar». Por supuesto, necesitamos establecer un tiempo para conseguirlo y esforzarnos para lograrlo.

La vida no es gratis y eso es estupendo, siempre es más gratificante el éxito cuando nos cuesta alcanzarlo.