Vivimos en esta sociedad tan de cara a la galería que nos esforzamos un día tras otro en que nos vean cada vez mejor: un coche más grande, un cuerpo perfecto, una casa enorme, el smart phone ultimísimo, restaurantes de lujo, amigos de «nivel y taco» (otra tribu más)…
Y yo me pregunto: ¿esto de triunfar en la vida es un título que me dan, que me adjudico, o es realmente un sentimiento en mi interior?
Todos tenemos aprendido aquello de que necesitamos el pensamiento positivo, empoderarnos y pensar que podemos con todo. ¿Qué pasa cuando vuelvo a casa y cierro la puerta? ¿Soy capaz de hacer una lista con lo que me falta para triunfar en la vida?
A lo mejor la lista es más corta de lo que pensamos: salud y…
Y esto de triunfar en la vida es ¿que triunfe yo de cara a los demás, de cara a mi mismo o que ayude a que otros triunfen?.
A lo mejor se trata de hacer más felices a los demás, empezando por uno mismo. Una vez más: la felicidad no es lo que tenemos, es lo que damos.
El bien más preciado que tenemos es nuestro tiempo. Lo podemos emplear en acumular o en ayudar a los demás a hacerlos crecer. Esa ayuda la puedo enfocar en una ong, y también en hacer crecer mi empresa, mejorando el equipo humano, ofreciendo mi ayuda para que avancen y se desarrollen como personas. Contagiando la felicidad que produce en nosotros el comprobar que gracias a nuestra ayuda alguien a podido avanzar en su camino para triunfar en la vida.
Yo creo que triunfar en la vida no tiene que ver con la cuenta corriente.
Triunfar en la vida es acabar el día sabiendo que hay personas que son mejores y más felices porque tú has estado ahí.